lunes, 15 de diciembre de 2014

Mobos



Mobos

Las islas flotantes vuelan acompañadas de ríos violáceos por todo el cielo del mundo, los mobos     viven en ellas, y cuando estas dejan de moverse y quedan suspendidas en un lugar ellos se alimentan de la energía de la tierra.
Dicen que los días en que las tres lunas se dejan ver en el firmamento a los mobos les gusta fumar el polvo dorado que arrojan los poderosos árboles del norte en pipas de tronco, y el humo se dispersa por todo el cielo lleno de sueños…
Tienen serena lontananza en la mirada, la indiferente alegría de los sabios, comparten dulcemente el secreto de la vida con todos los seres, no conocen la vergüenza ni la envidia. Se hablan casi siempre con la mirada, a veces con artesanías y regalos, y a veces con la voz, a la que prefieren dar uso para uno de sus juegos favoritos, que es inventar palabras.
Se aman bajo los cielos de estrellas innumerables, se regocijan con cada brizna de pasto que crece en las islas en la que están, celebran estos y otros nacimientos a veces con la música de sus instrumentos, y otras con la música espontanea de sus latidos.
Sus pupilas dilatadas maravillan una mente despierta, admirada del mundo. Las pipas suelen ser regalos que se hacen unos a otros, así como broches para el pelo, protecciones y otros adornos.
Se dejan hamacar por las corrientes de aire cargado de electricidad, que les eriza los pelos y la cola, un suave instrumento de amor y de juego, de exploración del mundo, a la que son propensos.


Gracias Juan Cruz Medina por escribir 

jueves, 27 de noviembre de 2014

Revolución vietnamita. Del colonialismo al socialismo - Programas - Canal Encuentro

Revolución vietnamita. Del colonialismo al socialismo - Programas - Canal Encuentro

Hola! hoy les comparto un trabajo que hice hace algunos meses atrás, tuve la suerte de poder ilustrar para la segunda temporada del programa Revoluciones que se emite por Canal Encuentro. A mi me toco ilustrar la revolución vietnamita que se estreno el 2 de octubre. Se me cumplió un sueño y se me explotó el corazón de alegría al ver a mis dibujos moverse, respirar y contar una historia semejante. 
Siempre agradecidisima a todos los que me ayudaron y trabajaron junto conmigo incansablemente en ese mes de arduo trabajo.
Espero los disfruten y no se pierdan de ver las siete revoluciones más que componen esta temporada y en la que cada una participo un ilustrador diferente. Saludos! 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Sin mate no hay dibujo


Retrato



Retrato 35 x 50 cm
Lápiz B, 2B, 3B Y 6B

Y les dejo una frase que me gustó y también por que se me canta:


"Bajo un cielo violáceo, donde se entrelazaban cavernas de mármol y de vidrio con lagos de pálida esmeralda, amanecería"
Adolfo Bioy Casares, El sueño de los héroes.

lunes, 27 de octubre de 2014

lunes, 8 de septiembre de 2014

El Trauco

Este es el Trauco, ser maléfico de la cosmologia mapuche que vive en las montañas, y a veces también en los lagos. Pedro Curruhuinca le decía en San Martin de los Andes a César Fernández: "A veces se escuchan como hachazos y la gente dice ahi anda el Trauco. Algunos lo han visto, pero de lejos nomas. Enamora alas chicas jóvenes cuando duermen y las embaraza. Acá, anda a veces. También por el lago"

La lucha de los Pillán en el valle encantado y la barba del ñire

Recopilado por César Fernández, 1989
Narrado por Rufina Santul, Quila Quila, 1967.

Los Lanín antes, en el principio del mundo, eran dos.
Los reché conocían el lugar donde nacía y se acostaba Antü. Siempre era bueno. Sabia y veía todo lo que pasaba.
Ocurrió que los mapuches ya se olvidaron de Antü. No le rezaban ni lo recordaban mas. Se habían olvidado de hacerle rogativa cada doce meses. Se comían las carecaré y nos las despedazaban vivas en cuatro partes mirando hacia Antü, ni tampoco las quemaban. Todo se comían, hasta el corazón, y nada dejaban para los Pillan.
En el Valle Embrujado, que ahora le dicen Encantado, paso la nutram que voy a relatar. Allí vivían los Pillán. Con rocas de fuego se tiraban. De las cuevas salia el polvo negro que todo lo tapaba. Las piedras ardiendo cruzaban el valle. Tanto era el ruido y el polvo que nada se podía ver. La mapu estaba arruinada. Ant
ü no quería salir a iluminar el campo. Parecía que lo había olvidado.

El espíritu de la mahuida, dueño de la cordillera y del agua, estaba también allí. El Trauco se había subido encima de la montaña y gritaba:

- Voy a bailar sobre las piedras. Te voy tirar con las rocas del volcán.
Y ahí comenzó la batalla. Los dos tenían espíritus que los ayudaban, que hacían ruido y gritaban.
El Huesha Cüref Huecufü era el otro diablo, que siempre perjudico a los hombres y a los animales. Quería pelear con el Trauco y entonces hizo que se largara la tormenta con todos los espíritus y comenzó a rugir y aullar.
Ocurrió entonces que la montaña azul, que era muy alta y estaba cubierta de hielo, empezó a darse vuelta para afuera. Tiraba de todo: barro, lava, fuego, humo.las aguas congeladas empezaron a hervir. Los Pillán lanzaban rocas de un lado a otro. Tronaban los volcanes y los rayos iluminaban el cielo. Mientras tanto Antü dormía.
Los animales escapaban para todos lados. No hallaban donde guarecerse. Volaban las piedras ardientes y las lengüetas de fuego hacían que fuera de día. La tierra se partía y por los huecos caían ardiendo los animales y los árboles. En aquellos tiempos, el huencu era fuerte como un árbol, pero se lo trago la tierra ardiente. Algunas plantas se agarraban de las piedras para sostenerse y así quedaron. Otras se colgaban de los arboles y todavía no quieren dejarlos. Así nacieron las plantas trepadoras. En el caso producido por la lucha murieron arboles y animales.
El hielo hervía, las rocas chirreaban fuego y lava, el agua corría por todos lados. Todo cambio de lugar. Unos cerros se encimaron a otros. Se trago la tierra muchas montañas y donde había un rio nació un lago.
Y ahí empezó a tambalearse el Huesha Cüref Huecufü, por que su enemigo el Trauco, tenia mejor puntería.
Una enorme roca venia despeñándose y rodaba hacia el abismo, arrastrando al Pillán. Así perdió apoyo y empezó a caer. Estaba solo, sin sus espíritus auxiliares. Rodaba y no se podía asir de la montaña. Los enormes brazos no se podían agarrar de nada, Ni de las salientes rocosas se prendía, por que todo ardía y quemaba. Todo había sido incendiado por el Huesha Cüref Huecufü.
Y caía al abismo cuando lo salvo su barba. Era larga, larga como de mil metros. Cuando caía se iba enredando entre los abrojos y enredaderas. Eso era abajo, donde había poco fuego. Arriba los rayos saltaban entre las tromu. El odio de los Pillán arde siempre como un fuego que no se extingue. El Trauco le estaba ganando a Huesha Cüref Huecufü, que caía y no hallaba de donde prenderse, Pero un árbol de raíces muy fuertes que había crecido entre las rocas sujeto su barba.era el ñire que se había apretado contra una ladera. Cuando ya caía, se salvo. Como un lazo era la barba. Entonces hablo Cüref Huecufü.
-te dejo mi barba para que te proteja. Donde este el ñire no entrara mi lengua ni gastara esa mahuida. Ni el hielo ni la nieve van a quebrar tus ramas.
Así de agradecido, el Cüref dejo su unohua al ñire. Del tronco o de las ramas cuelga siempre. Es verde y tiene codai. Se llena de florecitas blancas y perfumadas durante el hue tripantu. Brilla y se pone fuerte en el antu tripantu. Empieza a aflojar y ponerse oscura en el chomünguen, cuando caen las hojas. Se vuelve gris durante el puquem. Siempre se ve al ñire con su barba. Es el único que tuvo el honor de recibirla. El Cüref lo acaricia cuando pasa, por que acuerda de que por el todavía vive.

Cuentan los Mapuches, antologia



sábado, 12 de abril de 2014